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Ilustración de

David J. Skinner

He sido camarero, administrativo, informático, jardinero, consultor estratégico y gestor tecnológico. He publicado libros en editoriales y he recibido algunos galardones. Y ahora voy a publicar toda mi obra por mi cuenta, con un diseño exclusivo de colección del ilustrador Rafael Estrada.

Escribo ficción, de muchos géneros, incluso mezclados en la misma historia. Mis novelas se agrupan en dos series, Riverthree y Poderes, aunque también he escrito novelas no seriadas.

En los anexos de la mayoría de mis libros, hay una guía de lectura, una relación de personajes y varios cuadros, que, espero, aporten información de ayuda al lector.

Un vistazo al autor

Linda Felt es una periodista y escritora de éxito estadounidense, aparte de ser una de las protagonistas de alguna de mis novelas. Esta entrevista se tramó en el año 2015.

LINDA FELT.– Bienvenido, Óscar.

OFC.– Gracias por invitarme, Linda.

LF.– Hace mucho tiempo que nos conocemos. Sabía de tus aficiones a la lectura, a los deportes y a los viajes. Pero esta nueva faceta tuya, la de escribir, me pilló totalmente por sorpresa.

OFC.–  Y a mí también.

LF.– Vale, a ti también. Ahora explícame por qué te dio por escribir. Y sé breve, por favor.

OFC.– Lo seré, te lo prometo. Empecé en el 2012 y no he parado desde entonces.

LF.– ¿Algo más?

OFC.– Has dicho que sea breve.

LF.– He dicho que me lo expliques, no que me envíes un telegrama. OFC.– Tienes razón. Te lo explicaré. Yo he leído mucho, principalmente a los autores de novela negra en habla inglesa. Incluso he leído tus libros, Linda.

LF.– Y te lo agradezco mucho. Pero ahora céntrate en tu explicación.

OFC.– De acuerdo… Como decía, he leído mucho. Y, cuanto más leía, más en desacuerdo estaba con el desarrollo general de la historia, con el particular de algunas escenas y con el comportamiento de los personajes.

LF.– ¿Significa eso que no te gustaban esas novelas?

OFC.– Solo significa que no estaba de acuerdo en algunos puntos.

LF.– ¿Y este es el motivo que te llevó a escribir?

OFC.– Sí.

LF.– No lo has aclarado bien, Óscar. Inténtalo de nuevo.

OFC.– Lo intentaré… Esas historias y esos personajes no me terminaban de convencer del todo. Yo me los imaginaba de otra forma, así que decidí escribir una novela con los elementos que me gustaban a mí y que no había encontrado en las novelas que leía.

LF.– Ahora lo entiendo. Pero concreta algo. ¿Podrías señalar exclusivamente uno de esos elementos como el causante de tus inicios como autor?

OFC.– Sí.

LF.– ¿Cuál?

OFC.– Eso no puedo revelarlo, porque mis lectores…

LF.– Yo soy uno de tus lectores y quiero saberlo. Además, estoy convencida de que al resto de tus lectores también le interesa. Venga, háblame de ese elemento primigenio.

OFC.– Primigenio… Está bien, empecé a escribir para crear un personaje.

LF.– ¿Cuál?... Y no insistas con esa chorrada de tus lectores.

OFC.– Es un personaje que…

LF.– Su nombre, Óscar, dime su nombre.

OFC.– Jake Eastwood.

LF.– Jake.

OFC.– Sí, Jake. ¿Lo dudas?

LF.– No.

OFC.– ¿Te parece un personaje lo suficientemente potente como para…?

LF.– Para, para…, que aquí las preguntas las hago yo.

OFC.– Pues pregunta.

LF.– A ver…, llevas escribiendo desde el 2012.

OFC.– Sí.

LF.– ¿Solo novelas?

OFC.– No. También he escrito una veintena de relatos. Algunos han sido seleccionados para formar parte de antologías con los de otros autores. ¿Quieres saber cuáles son?

LF.– No. Prefiero que me cuentes cuántas novelas has escrito.

OFC.– Doce hasta el 2015.

LF.– ¿Doce?

OFC.– Sí.

LF.– Doce novelas en tres años… ¿A una novela cada tres meses?

OFC.– De media.

LF.– ¿Consideras que el proceso de creación de una novela es laborioso?

OFC.– Sí.

LF.– ¿Y consideras que existe una relación directa entre la dedicación del autor y la calidad de su creación?

OFC.– Por supuesto.

LF.– Entonces, tus novelas no pueden ser buenas si las has escrito en tres meses.

OFC.– La calidad depende de muchos puntos, algunos de ellos hasta incomprensibles. Uno, como tú muy bien has dicho, es el de la dedicación. Por eso, hablemos mejor de horas de trabajo y no de tiempo transcurrido. Por ejemplo, yo dedico seis mil horas de media para elaborar la primera versión de una novela. Tardo tres meses. Sin embargo, otro autor que dedicara las mismas horas podría tardar años. Depende de las circunstancias de cada uno.

LF.– ¿Qué pasa, Óscar, tú no duermes, no comes, no trabajas, no vas al cine, no…?

OFC.– No sigas, por favor; te he entendido perfectamente. Lo que pasa es que me entrego en cuerpo y alma a cada novela, y no paro hasta que la termino. Y, antes de generar una versión de la última, ya estoy pensando en la siguiente. ¿No te sucede a ti lo mismo?

LF.– No, a mí no. Por cierto, te recuerdo que la que pregunta soy yo.

OFC.– Es verdad, Linda, se me había olvidado. Continúa, por favor.

LF.– Continuó, gracias… O sea, has escrito doce novelas. ¿De qué género?

OFC.– Todas contienen los elementos propios de la novela negra, pero alguna de esas doce incluye elementos de otros géneros, como el fantástico, histórico y de aventuras.

LF.– Antes me has comentado tu afición por la novela negra. Raymond Chandler, en uno de los puntos de su famoso decálogo que definía las claves de la novela negra, decía que no se deben mezclar géneros.

OFC.– Han pasado más de setenta años desde que Chandler escribiera el artículo que definió esas claves.

LF.– ¿Reniegas de ese decálogo…, te atreves a renegar de Raymond Chandler?

OFC.– En absoluto. Solo digo que el mundo evoluciona constantemente y que la literatura también. Además, los autores planteamos las historias a nuestra manera.

LF.– Ya, claro, que escribís lo que queréis. ¿Y no temes espantar a los lectores habituados a la novela negra si introduces elementos fantásticos o históricos?

OFC.– No.

LF.– ¿Por qué?

OFC.– Porque mezclo los elementos con moderación y…

LF.– ¿Y sabiduría, no?... Venga, ponme un ejemplo.

OFC.– Vale. Yo no veo naves espaciales en una novela protagonizada por Philip Marlowe; pero sí veo, por ejemplo, que uno de los antagonistas de Marlowe tenga…, digámoslo, unas habilidades especiales. No temo nada si se plantea con moderación. Sin embargo, lo que sí temo es espantar a los lectores con una historia manida, unas tramas aburridas, unos personajes irrelevantes o unas resoluciones burdas: eso sí que me espanta a mí.

LF.– Pues menuda mezcla.

OFC.– Apasionante, ¿verdad?

LF.– Bueno, cuéntame algo sobre tus personajes.

OFC.– Son díscolos. Se meten en las tramas y van por donde les da la gana. Me hacen menos caso que mis hijos de carne y hueso.

LF.– ¿Quieres decir que tú solo cumples el papel de escriba…, que son ellos los que deciden cómo evoluciona la historia?

OFC.– Exacto.

LF.– No me lo creo. Esa es otra de las patrañas que contáis algunos autores para escurrir el bulto y culpar a los personajes de sus propios errores.

OFC.– Pues en mi caso, te aseguro que es así. Aunque en eso también tienes algo de razón: yo no soy el responsables de las inconsistencias de mis personajes ni de sus actos.

LF.– Eso es lo que yo llamo escurrir el bulto.

OFC.– Continuemos con otro tema, Linda.

LF.– ¿No te gusta este?

OFC.– Sí. Pero creo que la gente desea conocer otros.

LF.– Proponme uno.

OFC.– ¿No te gustaría saber qué es Mundo Riverthree?

LF.– ¡Qué gran tema!... Aunque, ¿por eso estamos aquí, verdad?

OFC.– Pues voy a contártelo.

LF.– Adelante.

OFC.– Mundo Riverthree es mi universo de autor.

LF.– ¿Tu universo?

OFC.– Sí.

LF.– ¿Y qué significa eso exactamente?

OFC.– Que todas mis novelas, las doce que he escrito y otras tres que tengo en proyecto, se relacionan entre sí, fundamentalmente a través de los personajes.

LF.– ¿Todos los personajes aparecen en todas tus novelas?

OFC.– No, pero sí los más importantes y en algunas.

LF.– ¿Cuáles son esos tan importantes?

OFC.– Los hermanos Eastwood.

LF.– No me has contado quiénes son esos hermanos.

OFC.– Uno se llama Ross; y el otro, Jake. En mi primera novela, Ross trabaja en la fiscalía de Washington, y Jake es un soldado del Cuerpo de Intendencia del Ejército de los Estados Unidos. Después de muchos años sin verse, se reúnen en Riverthree, su pueblo natal, con motivo del fallecimiento de su otro hermano, Brad. Allí descubren sucesos trágicos sobre el pasado de los Eastwood. Y, desde ese momento, cambian sus vidas, tanto que terminan instalándose en Riverthree para llevar a cabo su plan.

LF.– ¿Qué plan es ese?

OFC.– Tú ya lo sabes. No me obligues a desvelarlo a los lectores.

LF.– De acuerdo. Antes has mencionado un pueblo, Riverthree. ¿Existe, dónde está?

OFC.– Me lo he inventado. Está enclavado en las Montañas Rocosas en el estado de Idaho, Estados Unidos.

LF.– ¿Por qué allí?

OFC.– ¿Qué escenario puede ser mejor para desarrollar un western negro?

LF.– Aparte del fantástico, aventuras e histórico, ¿también has mezclado el wéstern en tus novelas?

OFC.– Muchos lectores consideran que las novelas de los Eastwood contienen puntos en común con las películas del Oeste. Por ejemplo, los paisajes, los temperamentos de los personajes, la lucha por las tierras y, sobre todo, los orígenes de Riverthree. Este pueblo lo fundaron un grupo de colonos que cruzaron Norteamérica desde las Colonias británicas en la época de la guerra de la Independencia. Se montaron en caravanas, exploraron los territorios durante su avance, contactaron con varias tribus de nativos y se instalaron en un lugar de tierras fértiles alejado de las guerras que asolaron el siglo XVIII en la costa este. Ross y Jake son los descendientes de esos Eastwood, que, junto a otras familias, se aventuraron por esas desconocidas tierras.

LF.– Esta historia no la conocía.

OFC.– Porque todavía no te he dejado el manuscrito.

LF.– Pues ya me lo vas dando.

OFC.– En cuanto nos veamos.

LF.– Continuemos. ¿Cuántas novelas has escrito sobre los Eastwood?

OFC.– Ocho. Las seis primeras forman una historia común, aunque son independientes y autoconclusivas. La séptima narra la travesía de esos colonos. Y la octava trascurre en la actualidad y desarrolla el encuentro entre mis dos personajes favoritos: Jake y otro.

LF.– ¿Ese otro tiene nombre?

OFC.– Tiene muchos. Pero no me preguntes más por él, por favor. Es alto secreto. Tú ya has leído esa otra novela que narra sus orígenes.

LF.– De acuerdo, no insistiré. Ahora cuéntame más cosas sobre Mundo Riverthree. ¿Por qué has creado este universo?

OFC.– Hay muchas razones.

LF.– Destaca solo una. Y sé breve, que no quiero tener que cortar la grabación.

OFC.– Solo una… Pues he creado ese universo para ofrecer al lector algo más que una novela. La mayoría de los autores escribe un libro sin apenas vínculos con sus otras novelas o relatos, aunque estén protagonizados por los mismos personajes. Yo, en cambio, en eso que he llamado universo de autor, he creado relaciones entre personajes, tramas y épocas históricas. Creo que eso añade un atractivo adicional a la lectura de mis novelas.

LF.– Pero obliga a los lectores a conocer todas tus obras.

OFC.– ¡Eso, eso, que las lean!

LF.– Ya, pero si no les gusta una, no les gustarán las otras.

OFC.– No tiene por qué ser así. Mis novelas presentan bastantes diferencias en cuanto a su estructura narrativa, arcos argumentales, motivaciones de los personajes, líneas temporales de…

LF.– Vale, vale, te he entendido. Así que, has escrito doce novelas que forman parte de Mundo Riverthree. ¿Y en qué orden deben leerse?

OFC.– De momento en este: Márchate de Riverthree, Regresa a Riverthree y Volved a Riverthree.

LF.– ¿Y por qué dices: «De momento»?

OFC.– Porque solo he publicado tres.

LF.– ¿Y cuándo publicarás el resto?

OFC.– Me alegra mucho que me hagas esta pregunta.

LF.– A mí me alegrará mucho más que la contestes.

OFC.– La contesto, la contesto... Publicaré las demás cuando una editorial descubra Mundo Riverthree. Necesitaré contactar con una editorial grande, que crea en mi universo y que se atreva a acometer un proyecto de edición para todas mis novelas. Ya sé que esto es muy difícil para un autor como yo, pero esa es mi idea.

LF.– Espero que lo consigas.

OFC.– Pues si conoces a alguien…

LF.– Sí, sí, ya lo sé… ¿Te has planteado abordar Mundo Riverthree en otros formatos distintos a libros?

OFC.– Por supuesto. Yo me imagino mi universo de autor en novelas, cómics, juegos de mesa, adaptaciones cinematográficas y series de televisión.

LF.– ¿No te parece un poco exagerado?

OFC.– La imaginación no tiene límites. Además, ¿soñar es gratis, no?

LF.– Sí que lo es. ¿Quieres contarme algo más sobre Mundo Riverthree?

OFC.– No. Creo que has acertado plenamente en tus preguntas.

LF.– Ya… Pasemos entonces al último tema. ¿Te consideras como un autor solitario?

OFC.– Sí, escribo yo solo y sin ayuda de ningún tipo. Sin embargo, he colaborado con otros autores. Por ejemplo, mi amigo Rafael Estrada y yo hemos elaborado dos proyectos en común: él ha dibujado las ilustraciones y yo he escrito los relatos. En nuestras páginas webs hay más información sobre ellos. Echa un vistazo a los dibujos de Rafa; merece la pena. Además, Rafael Estrada, David Skinner y yo hemos escrito cada uno un relato largo y lo hemos editado en un solo volumen. Se titula «Cabrones». Cada relato está protagonizado por un tipo pérfido, vil, infame y detestable que hará las delicias de los espíritus más oscuros. ¿Buen título, verdad?... Posiblemente confeccionemos una novela gráfica con cada relato, aunque eso todavía está por decidir.

LF.– Óscar, se nos ha acabado el tiempo. ¿Quieres añadir algo más?

OFC.– Podría añadir muchas cosas.

LF.– ¿Algún consejo o sugerencia a los lectores?

OFC.– Sí, pero no solo a los lectores, sino también a todo el mundo.

LF.– ¿Cuál?

OFC.– Leed, por favor… Leed.

LF.– Excelente sugerencia.

OFC.– Lo es.

LF.– Muchas gracias por tu tiempo, Óscar.

OFC.– De nada. Ha sido un placer hablar contigo, Linda… Como siempre.

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